Debía comenzar una dieta alimenticia,
fundamentalmente, rica en viandas, vegetales verdes y blancos y pollo, tenía el
ácido úrico muy alto. Un amigo me aconsejó comprara en un agro que estaba
surtido de hortalizas y vegetales frescos que venían directamente de una
cooperativa; pero como no podía ir personalmente por el reposo de mi querida e
imprescindible rodilla, no reparé en el consejo.
Me mejoré y pude un día, de vuelta de mi
fisioterapia, dirigirme a comprar algunos vegetales.
Mi amigo tenía razón, viandas, hortalizas y
vegetales frescos y con calidad. Me dispuse a comprar un mazo de acelgas. Leo
en la tablilla el precio: seis pesos. Los mazos traían dos acelgas grandes y en
ocasiones tres chiquitas.
Teniendo en cuenta que los vegetales se
deben consumir frescos, que se marchitan muy rápido y que para mí eran
demasiados me dispuse a hablar con el vendedor para que me dividiera el mazo de
dos acelgas y compararía solo una por tres pesos.